Emily Short y su incursión en el mundo de la Inteligencia Artificial

Emily Short y su incursión en el mundo de la Inteligencia Artificial

Emily Short, reconocida por su trabajo con la Inteligencia Artificial, ha analizado en el marco de Gamelab 2017 el estado actual de estas tecnologías y su experiencia en la creación de videojuegos.

Short ha trabajado en el desarrollo de varios tipos de sistemas de Inteligencia Artificial. Uno de ellos es capaz de mantener conversaciones, mientras que otro,  crea obras de arte basándose en fotografías.

Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el desarrollo de una Inteligencia Artificial es la variedad de perspectivas desde las que puede utilizarse, cuando no directamente el desconocimiento. «El público general piensa en ordenadores que son capaces de hablar o pensar como una persona», explica Short, que no cree que este tipo de avances llegue a buen término hasta al menos dentro de 10 o 20 años.

Frente a esta visión, la investigadora resalta otras perspectivas basadas en el ‘machine learning’ o en el ‘deep learning‘. En el caso de los videojuegos, estas tecnologías se aplican para «desarrollar los algoritmos actuales para producir una experiencia estética o de juego diferente», afirma.

En los últimos años, el avance en los sistemas de Inteligencia Artificial ha sido poco menos que meteórico. Esto se debe, según Short, al incremento en la potencia de los procesadores, capaces de abarcar la gran cantidad de datos que hay que introducir en estos mecanismos. Esta inteligencia virtual, desarrollada por Google, consiguió derrotar el pasado marzo al campeón del mundo del tradicional y complicado juego de tablero chino ‘go’.

En cuanto a los campos de aplicación, la Inteligencia Artificial no está avanzando de una manera uniforme. Algunos campos, como el reconocimiento de imágenes y su procesamiento, se encuentran a la cabeza en la actualidad, con sistemas como Deep Mind de Google, capaz de crear por sí mismo imágenes oníricas y asociaciones de imágenes artísticas.

No obstante, otras líneas de investigación como la «habilidad para manipular texto y el lenguaje no se encuentran al mismo nivel de momento», resalta Short. A día de hoy no es posible pedirle a una máquina que reescriba un texto en el estilo de Jane Austen, recuerda la investigadora, que sin embargo cree que «si se sigue avanzando, se van a ver resultados realmente interesantes».

Las aplicaciones prácticas son uno de los aspectos que más intrigan al público general con respecto a la Inteligencia Artificial. Short considera que puede mejorar nuestras vidas si se utiliza por ejemplo en labores de mantenimiento de la comunidad ‘online’, es decir, de moderación.

Pese a sus múltiples aplicaciones, la Inteligencia Artificial también supone peligros. Emily Short recuerda que este tipo de sistemas «trabajan con una gran cantidad de datos que pueden ser utilizados por las compañías en su provecho».

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