El uso cotidiano de la inteligencia artificial en España ya no es una promesa de futuro, sino una realidad tangible. Según un estudio publicado por El País en su especial «Proyecto Tendencias«, el 57 % de la población española utiliza de forma habitual herramientas de IA en actividades relacionadas con la comunicación, el acceso a la información o el consumo de contenidos digitales.
Este dato revela una transformación profunda en los hábitos tecnológicos de los ciudadanos y marca un punto de inflexión en la relación entre humanos y máquinas. Herramientas como asistentes virtuales, traductores automáticos, generadores de texto y algoritmos de recomendación ya forman parte de la vida diaria de millones de usuarios, muchas veces sin que estos sean plenamente conscientes de su uso.
Entre los principales usos identificados, destacan la redacción automática de correos, la búsqueda de respuestas mediante modelos conversacionales como los chatbots, la personalización de contenidos en plataformas de streaming y la generación de imágenes o vídeos mediante inteligencia artificial generativa. Estos sistemas no solo ahorran tiempo, sino que están modificando la forma en que se entiende la comunicación interpersonal, laboral y comercial.
No obstante, el informe también señala una división notable en la percepción social del fenómeno. Mientras un 57 % de los encuestados se muestra entusiasta ante las posibilidades de la IA, un 43 % expresa preocupación ante aspectos como la pérdida de empleos, la desinformación o la dependencia tecnológica. Este último grupo cuestiona el impacto ético y social de herramientas que, aunque útiles, podrían suplantar habilidades humanas clave o amplificar sesgos en los procesos comunicativos.
En el sector de la comunicación y el marketing, el impacto es especialmente significativo. Las agencias y departamentos de comunicación están incorporando sistemas basados en IA para redactar notas de prensa, analizar audiencias en tiempo real, automatizar campañas en redes sociales o evaluar el sentimiento de los usuarios. El cambio no solo afecta a la operativa, sino también al tipo de profesionales que se requieren: con más conocimientos en analítica, programación y gestión de herramientas digitales.
Asimismo, medios de comunicación como el propio El País, que ha recogido este informe, están explorando nuevos formatos de narrativa asistida por IA, aplicando estas tecnologías para mejorar el acceso a la información, personalizar contenidos y optimizar el trabajo periodístico.
En paralelo, el uso generalizado de la IA plantea nuevos retos legales y éticos. Las normativas de protección de datos, la autoría de contenidos generados por máquinas o la necesidad de transparencia algorítmica se han convertido en temas centrales para organismos públicos, plataformas tecnológicas y empresas.
Lo cierto es que la inteligencia artificial ha dejado de ser una tecnología de nicho para convertirse en parte estructural del ecosistema comunicativo español. Y si las cifras siguen esta tendencia, en menos de una década podría superar el 80 % de uso habitual, afectando no solo a la forma en que nos comunicamos, sino también a cómo nos informamos, decidimos y nos relacionamos con el entorno digital.