Ayer domingo 17 de julio fue el Día Mundial del Emoji, y es una buena oportunidad para repasar un poco cómo ha sido la evolución histórica y, sobre todo, la adaptación que estamos experimentando de estos mensajes que se transmiten con imágenes.
Como sabemos, en los últimos años la gran mayoría de las plataformas de comunicación, incluyendo aquellas puramente sociales, han agregado emojis predeterminados, y hasta algunas emojis personalizados, que no pueden faltarnos en el día a día.
Estos elementos animados de comunicación instantánea o también emoticones, tienen el origen de su nombre en la traducción del japonés «e» -dibujo- y «moji» -carácter-. Básicamente, son pequeños dibujos que expresan una emoción o una opinión.
Una proyección brutal en pocos años
Elegida como Palabra del año en 2019 por la Fundación del Español Urgente FundéuRAE, que depende de la Agencia Efe y la Real Academia Española -RAE-, lo cierto es que los emojis han experimentado una proyección brutal durante esta última década.
Los millennials son los principales fanáticos de esta manera de comunicarse, y tienen en la cara de la risa con lágrimas, o «Face with tears of joy», el emoji más popular. Incluso la web Emoji Translate nos ayuda a establecer cuál es el mejor emoji posible.
Más aquí, la diversidad de los emojis se ha vuelto un valor supremo, intentando que cada colectivo de personas tenga alguno que le identifique, para que nadie se quede fuera. Hay emojis locales, inclusivos con minorías, y hasta adaptados a idiosincrasias específicas.
