Antes de que llegara la pandemia, el Black Friday era uno de los días más bulliciosos y rentables del año para las tiendas físicas. Sin embargo, este año la campaña será totalmente diferente para los retailers, ya que a los consumidores les importará más la incertidumbre económica que el comprar artículos a precio de ganga, según explica un estudio reciente de Emarsys.
Y es que aunque se han tomado medidas de seguridad en los comercios para prevenir contagios de Covid-19, tan sólo el 7% de los consumidores se atreverá a visitar las tiendas físicas en esta fecha tan importante.
De modo que, la tendencia de compra será totalmente diferente, ya que el 28% de los consumidores ha decidido comprar solamente online durante el Black Friday. Mientras que, menos del 10% de los potenciales compradores se siente realmente seguro con las medidas de distanciamiento social y los aforos limitados que se impondrán en las tiendas físicas durante el Black Friday.
Respecto a los métodos de pago más aceptados para la campaña de este año, el 5% de los usuarios se decantará por el pago ‘contactless’ y los servicios ‘click & collect’. La negatividad a la hora de comprar físicamente se ha apoderado de gran parte del mercado, ya que casi el 61% de los consumidores asegura que ninguna de las medidas de seguridad introducidas por los establecimientos físicos le convencen lo suficiente como para ir de compras en el Black Friday.
Las opiniones difieren en función de las circunstancias, el 21% de los consumidores no descarta el visitar las tiendas físicas el durante el Black Friday si los descuentos son allí más rentables que en el comercio electrónico.
«Un Black Friday predominantemente digital tiene también sus ventajas. El e-commerce brinda a los retailers la oportunidad perfecta para compilar y analizar datos de sus clientes y hacerles llegar así mensajes personalizados de retargeting«, explica Sara Richter, CMO de Emarsys. Si se basan en esta estrategia, los retailers pueden convertir a clientes ocasionales en clientes fijos con un gasto medio elevado.
«Los retailers deben asegurarse, eso sí, de que sus webs, apps y tecnología ‘backend’ están a punto para que no haya eventuales colapsos durante la jornada del Black Friday y se pueda extraer todo su potencial a los datos del cliente. Tras esta jornada los datos recabados pueden utilizarse para optimizar los resultados de negocio y diseñar ofertas personalizadas para el cliente con el foco puestos en el Cyber Monday y la Navidad», según explica Richter.