Con el fin de combatir la desinformación, agentes del sector de la comunicación reclaman prevención, diálogo, alfabetización y medidas correctivas para sus infractores.
UTECA, la principal asociación española de televisiones comerciales en abierto, plantea equilibrar responsabilidades entre medios de comunicación -sometidos a sanciones- y redes sociales y plataformas -exentas de obligaciones tipificadas en esta materia-.
Su presidente, Eduardo Olano, defendió el pasado viernes en una jornada sobre desinformación organizada por su asociación y DIRCOM en la sede del Parlamento Europeo de Madrid que las redes y plataformas «tienen que poner coto a esto». «Las empresas tienen mucho que decir, porque son las que ponen gasolina a estas compañías», señala.
Olano propone que, al igual que las televisiones están reguladas desde su nacimiento, «pedimos la misma regulación para ellos», con el seguimiento y supervisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Aunque el organismo regulador, opina, «es muy difícil» que lo asuma «si no tiene recursos» para ello.
El presidente de DIRCOM, Miguel López-Quesada, reconoce que «tanto los medios como las empresas somos a veces cooperadores involuntarios de la desinformación«, y defiende que desde la asociación que representa quieren «ser parte de esa malla de seguridad que debemos tejer entre todos«.
López-Quesada apela a la sensibilización de los dircom, llamados a tener «una escucha social muy activa«, frente a los bulos que buscan desestabilizar los tableros geopolíticos y empresariales. Propone «buscar mecanismos para separar el grano de la paja» y «revalorizar el papel de los medios, que ejercen un periodismo legítimo».
Puntualiza que «tampoco podemos criminalizar a plataformas y redes sociales«. «Si operan legítimamente, tienen derecho a actuar como cualquier actor. Lo que no debemos hacer es generalizar y pensar que aquí sólo hay buenos y malos».
El papel de los medios
Investigaciones empíricas concluyen que los medios de comunicación suponen «un vector mínimo» en el problema de la desinformación, según defiende el catedrático de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Ramón Salavarría. El académico explicó que «apenas el 4% de los bulos relacionados con la pandemia tuvieron su origen en informaciones mal trabajadas por medios«.
La tendencia a señalar principalmente a los medios de comunicación por la ola desinformación tiene distintas lecturas. Para Irene Lanzaco, directora general de la Asociación de Medios de Información (AMI), se debe, en parte, a una falta de alfabetización mediática que provoca que la sociedad no diferencie entre lo que publican los medios de comunicación y las redes sociales. «En las redes sociales se difunden mensajes sin identidad ni responsabilidad», lamenta.
El director y presentador de Antena 3 Noticias 2, Vicente Vallés, lo relaciona con el fenómeno de la polarización en la sociedad. «Acusamos de desinformar a medios que publican informaciones que disgustan. Sin embargo, si confirma mis deseos entendemos que es verídica».
Vallés opina que las redes sociales se han convertido en «una herramienta contra la democracia«, y que lo más apropiado que debe hacer el periodismo frente a la mentira, que «no sólo surge de dictaduras», es contarlas.
Tanto el director de Informativos de Mediaset, Francisco Moreno, como el director de ABC, Julián Quirós, proponen a los periodistas «recurrir a sus esencias«. Éste último añadió que ahora es «más fácil separarnos de las redes sociales«, teniendo en cuenta que «prácticamente ya no aportan tráfico a los medios de comunicación«, cuando antes podíann alcanzar hasta el 50%. Las redes sociales, al contrario que Google, «ya no son un factor determinante«, concluyó.