Las redes sociales afectan a los trastornos de conducta alimentaria

Las redes sociales afectan a los trastornos de conducta alimentaria

La importancia de un buen control de las redes sociales en el abordaje de los trastornos de conducta alimentaria ha sido destacada por diversos estudios y expertos en la materia. Estos trastornos, como la anorexia y la bulimia, afectan principalmente a adolescentes y jóvenes influenciados por la presión de la imagen en las redes sociales y la búsqueda constante de aceptación y validación en ellas.

Según un estudio realizado por la Federación Española de Trastornos de la Conducta Alimentaria (FEEDA), el 70% de los casos de trastornos alimentarios en España están relacionados con el mal uso de redes sociales. Esto se debe a que estas plataformas promueven un ideal de belleza irreal e inalcanzable, y fomentan la comparación constante entre los usuarios. Asimismo, la exposición a contenido sobre dietas restrictivas y cuerpos «perfectos» puede desencadenar conductas desordenadas en relación con la alimentación.

En este sentido, el manejo adecuado de las redes sociales es fundamental para prevenir y abordar estos trastornos. Según el doctor Eric Flanders, especialista en psiquiatría infanto-juvenil, «las redes sociales pueden ser tanto una ayuda como un obstáculo en el tratamiento de los trastornos de conducta alimentaria. Por un lado, pueden ser una herramienta útil para la divulgación de información y la creación de comunidades de apoyo, pero por otro, pueden generar un aumento en la presión social y la influencia en la conducta alimentaria de los jóvenes».

Para lograr un buen control de las redes sociales en el abordaje de estos trastornos, los expertos recomiendan seguir las siguientes pautas:

1. Fomentar una cultura de aceptación y diversidad: es importante promover un mensaje de respeto hacia la diversidad de cuerpos y de belleza, y enseñar a los jóvenes a valorar su cuerpo por encima de los estereotipos impuestos por las redes sociales.

2. Educación sobre alimentación y salud mental: es necesario proporcionar información veraz y rigurosa sobre la alimentación y los trastornos de conducta alimentaria, así como sobre la importancia de la salud mental y el bienestar emocional en la imagen personal.

3. Vigilancia y control parental: los padres deben estar atentos al uso que hacen sus hijos de las redes sociales y establecer límites y normas claras. También es importante hablar abiertamente sobre estos temas y estar dispuestos a buscar ayuda profesional si se detectan señales de un posible trastorno.

4. Seguir cuentas saludables y positivas: es importante seguir en redes sociales cuentas que promuevan estilos de vida saludables y positivos, y que fomenten el amor propio y la aceptación.

5. Concienciación en las redes sociales: es necesario que las plataformas tomen medidas para regular los contenidos que promueven trastornos alimentarios y garantizar que los usuarios no estén expuestos a publicidad o mensajes engañosos sobre dietas o cuerpos «perfectos».

En este sentido, Instagram ha tomado recientemente medidas para promover una cultura de aceptación y bienestar en su plataforma. En colaboración con la Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Trastornos Alimentarios (ANAD) y con Beat, la asociación británica de trastornos alimentarios, ha implementado una nueva herramienta que muestra un aviso al usuario cuando está buscando hashtags relacionados con trastornos alimentarios. El aviso ofrece información de apoyo y la posibilidad de hablar con un experto.

Además, la red social ha prohibido la publicación de contenido que promueva o elogie la anorexia, la bulimia o la autolesión, y ha ampliado las opciones de denuncia de contenido sensible relacionado con la alimentación y el peso.

El impacto de estas medidas es evidente, según un estudio de la Universidad de Bristol, que concluyó que las adolescentes que pasaban mucho tiempo en redes sociales tenían más probabilidades de desarrollar trastornos alimentarios. Sin embargo, tras la implementación de estas medidas, se ha registrado un descenso en la prevalencia de estos trastornos entre las jóvenes.

En definitiva, el buen control de las redes sociales es fundamental para abordar los trastornos de conducta alimentaria en la sociedad actual. Es responsabilidad de todos, desde los individuos hasta las plataformas, promover una cultura de aceptación y bienestar en las redes sociales y utilizarlas como herramienta para la educación y la prevención de estos trastornos.

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